Sucot, la “fiesta de las cabañas”

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Compartimos el mensaje del Gran Rabino Gabriel Davidovich:

“¡Qué bueno comenzar el año festejando Jag Hasukot (“Fiesta de las cabañas”)!

Incluso en los tiempos duros, complejos y difíciles, como los que estamos padeciendo, podemos estar alegres.

Luego de escuchar el Shofar en Rosh Hashaná y de ayunar en Iom Kipur, nos elevamos con la fe en la cercanía del Todopoderoso, y con nuestra reflexión para enmendar los errores cometidos durante el año que culminó. Y así, en ese estado de regocijo espiritual, ingresamos en la Sucá, confiados en que Dios nos otorgará un año pleno de bendición en el que nos protegerá y nos proveerá.

Esa confianza la demostramos al “mudarnos” a la Sucá durante siete días, una construcción de por lo menos tres paredes pequeñas, y techo muy endeble, que no cubre por completo ni protege del sol, del frío y de la lluvia.

Así como también ocurrió con nuestros antepasados cuando, después de 210 años de esclavitud y tras las 10 plagas que mandó Dios a los egipcios, salieron al desierto por orden de Dios, a un lugar inhóspito, de temperaturas extremas y ausencia de todo lo necesario para la vida, para ser protegidos, alimentados y vestidos de forma directa por Dios, situación que se prolongó durante 40 años.

Si Él lo dispone podemos vivir sanos y seguros aun en una cabaña inestable, casi a la intemperie, sin ninguna protección de las que creemos necesitar, y si Él lo decide (Dios no lo permita) podemos peligrar aun en un bunker. Ya observamos las bendiciones con que Dios benefició a nuestros antepasados, y la manera en que nos sostuvo y protegió a nosotros, Su pueblo, durante más de 2.000 años de un exilio durísimo como no lo hubo para ningún otro pueblo en la historia de la humanidad.

Confiemos en Él, en que estamos en Sus manos, y recibamos las bendiciones y la cercanía con Dios.

Y esa alegría provocada por sabernos protegidos y queridos por Dios genera a su vez un círculo virtuoso de más acercamiento y más alegría. ¡Jag Sameaj!”