
Mediante la presentación de un abstract (resumen) que comprendió de qué manera el Servicio Social asistió y contuvo a las personas mayores durante la pandemia, AMIA participó en el XXII Congreso Mundial de Gerontología y Geriatría, que se desarrolló de manera virtual del 12 al 16 de junio.
Las jornadas fueron organizadas por la Asociación Internacional de Gerontología y Geriatría, una entidad que trabaja para promover la excelencia en la investigación y entrenamiento en Gerontología, y que desarrolla actividades con el fin de potenciar la calidad de vida y bienestar de todas las personas en su experiencia del envejecimiento.
El abstract que se elaboró desde el área de Programas Sociales se centró en los resultados de la investigación realizada a la población atendida por del Servicio Social de la entidad, que se enfocó especialmente en la situación de las personas mayores.
“De esta manera, se pudo analizar detalladamente el impacto que ha tenido el COVID-19 en sus condiciones de vida”, puntualizó Paula Jait, coordinadora de Servicios Sociales de la institución.
“La presencia de AMIA en este congreso adquiere gran relevancia ya que se trata de un encuentro que está considerado el más importante desde el punto de vista académico en temas de gerontología a escala global”, sostuvo Fanny Kohon, directora de Programas Sociales de la institución.
En la elaboración del abstract también participaron, además de la directora y la coordinadora mencionadas, Sebastián Fridman, Karina Kroudo, y Laura Guardia Mayer.
“La promoción de los derechos de las personas mayores es un eje prioritario y permanente de nuestra tarea cotidiana. Tras la declaración de la pandemia, no sólo nos ocupamos de seguir de cerca y analizar los efectos que el aislamiento interpersonal provocó puntualmente en este segmento de la población, sino también de implementar y brindar soluciones concretas ante las necesidades que se fueron presentando”, aseguró Sebastián Fridman, coordinador del área de Personas Mayores de AMIA.
“A pesar del confinamiento, encontramos alternativas para seguir comunicados, para seguir compartiendo espacios, y para seguir brindando las respuestas tendientes a garantizar las necesidades primarias, como lo son la alimentación y la salud”, agregó.
De las conclusiones obtenidas en el estudio, se puede mencionar que “si bien al analizar la situación socioeconómica de las personas atendidas por el Servicio Social de AMIA, desde un enfoque multidimensional, los hogares compuestos exclusivamente por personas mayores tuvieron comparativamente mejores condiciones de vida que el resto de la población (ya que en su mayoría cuentan con ingresos provenientes de la cobertura previsional y han recibido un refuerzo en sus prestaciones desde el inicio de la pandemia por haber sido considerado un grupo de riesgo)”.
A su vez, es importante considerar que “desde una perspectiva más integral, con el advenimiento de la pandemia se vieron expuestos a enfrentar una creciente fragilidad psicofísica como así también, vieron significativamente afectada su integración familiar, social y comunitaria”, señala el estudio.
“Teniendo en cuenta lo expuesto, AMIA desarrolló diversas estrategias de apoyo enfocadas a reducir el impacto que el COVID-19 generó sobre las condiciones de vida, y a través de diferentes iniciativas, promovió nuevas formas de inclusión, integración y socialización”, se dejó constancia en el resumen presentado y expuesto en el congreso internacional.