
Por Bernardo Kliksberg (*)
América Latina enfrenta exigentes desafíos de acuerdo a un reciente informe de la OCDE (con CAF, CEPAL y Comisión Europea) dedicado a las perspectivas de la región. La pandemia encontró pronunciadas debilidades en uno de los continentes más ricos del mundo en recursos naturales, pero al mismo tiempo el más desigual de todos, con casi un 30% de su población por debajo de la línea de pobreza.
Con una población que representa el 8% de la mundial, tuvo casi un tercio de la tasas de contagios y de víctimas. Brasil, su mayor economía, se convirtió en el segundo país con más muertes por el virus del orbe, con 611.000. Los organismos internacionales han cuestionado severamente la negación del problema que caracterizó la gestión presidencial actual. El PIB cayó un 7% en el 2020 agravando los agudos déficits sociales previos.
Según los datos del PNUD y el Banco Mundial, entre los temas críticos están:
Desocupación: Una de cada 4 personas no recuperó el empleo que tenía antes de la pandemia.
Informalidad: Los que están en la economía informal, en trabajos transitorios, con ingresos reducidos, sin protección social alguna, eran antes de iniciarse la pandemia el 48% de la población empleada, ahora son el 53%.
Caídas en los ingresos: La mitad de las familias no consiguió que sus ingresos, incluyendo las ayudas recibidas por planes sociales, vuelvan al nivel pre pandemia.
Aumento de la discriminación de género: La desocupación masculina subió al 18%. La de las mujeres mucho más, el 39%. El 50% de ellas tuvo que abandonar el mercado de trabajo, para ocuparse intensivamente del hogar, los niños, los ancianos, y las diversas dimensiones de la economía de cuidado.
Déficits educacionales: Al cumplirse un año del inicio de la pandemia solo el 25% de los alumnos del sistema escolar tenían educación presencial. La pérdida de días de clase, y la baja de la calidad educativa, agravaron aún más los déficits previos. Se estima que el 40% de los alumnos de tercer grado de primaria, y el 60% de los de sexto grado, no alcanzan el nivel mínimo de competencias fundamentales en lectura y matemáticas.
Inseguridad alimentaria: El continente es un gran productor de alimentos. Sin embargo las pronunciadas desigualdades, la especulación y la inflación incidieron en que se duplicara la inseguridad alimentaria, alcanzando al 24% de la población. Hay un fuerte malestar social, y la confianza en los gobiernos bajó del 45% (2010) a un 38% (2020).
Se hace imperioso según el informe OCDE, “renovar el contrato social”. Entre otros aspectos se requiere: vacunación masiva y equitativa (como lo han hecho los nórdicos, Europa occidental, Israel líder mundial en la materia, y otros), vigorizar la educación y la salud, ampliar la protección social, estimular las pymes que son grandes creadoras de empleo, democratizar el acceso al crédito y abrir oportunidades laborales para el 40% de la población hoy en pobreza.
Se necesita revisar el regresivo sistema fiscal, bajar la evasión, erradicar la corrupción, fortalecer las instituciones, crear como lo recomienda la CEPAL el ingreso básico universal, trabajar por la sostenibilidad ambiental, y reducir las inequidades.
América Latina tiene un enorme potencial para enfrentar sus graves problemas. Su ciudadanía exige políticas públicas activas y transparentes que prioricen la gente, empresas socialmente responsables, más participación de la sociedad civil en las decisiones y pactos entre los principales actores sociales, a favor de la inclusión y la solidaridad.
(*) Bernardo Kliksberg es asesor especial de diversos organismos internacionales.