Tras expirar el plazo de Benny Gantz para formar gobierno en Israel, este sigue negociando con el Likud de Benjamín Netanyahu, para tratar de cerrar un pacto para un Ejecutivo de unidad que pueda ser validado por una mayoría del Parlamento, y evitar así su disolución y unas cuartas elecciones.

El presidente Reuvén Rivlin trasladó el mandato de la formación del ejecutivo a la Knéset o Parlamento, por lo que Israel tiene ya una fecha límite para que algún diputado consiga una mayoría simple de 61 apoyos: el próximo 7 de mayo. De no lograrlo, se disolverá la Cámara y habrá unos nuevos comicios generales, tras tres en menos de un año.

Netanyahu y Gantz, líderes de los dos partidos más votados, siguen siendo quienes cuentan con más probabilidades de conseguir los apoyos necesarios en el plazo de 21 días otorgado al Parlamento, con un gobierno de unidad entre ambos como la opción más realista, algo que planean seguir negociando en los próximos días.

Tras haber alcanzado sus equipos negociadores un principio de acuerdo para la formación de un Gobierno de emergencia nacional donde rotarían en el cargo de primer ministro, los representantes del Likud trajeron a la mesa un tema tan importante para Netanyahu como inadmisible para Gantz: la implementación de medidas para proteger al actual primer ministro de la Justicia en el marco del juicio por corrupción en su contra.

Más allá de que las negociaciones entre los dos mayores partidos para un gobierno de unidad continúen, el hecho de que el mandato se haya trasladado al Parlamento abre una serie de alternativas.

ALTERNATIVAS O URNAS

Tanto Gantz como Netanyahu podrían intentar prescindir del otro y apelar a posibles movimientos del otro bando que les permitan alcanzar los 61 apoyos. Este escenario se presenta más factible para el líder del Likud, cuyo bloque de 59 diputados parece inquebrantable, mientras que los 61 apoyos con los que contaba su rival al recibir el mandato para formar gobierno parecen más dispersos y divididos que nunca.

A esto, habría que agregar la posibilidad, temida por Netanyahu, de que la Corte decida que el juicio en su contra lo obliga a abandonar el cargo, ante lo cual cualquier otro miembro de su partido tendría la oportunidad de negociar un gobierno de unidad con Azul y Blanco.

De no funcionar ninguna de estas opciones, los israelíes acudirán una vez más a las urnas para intentar sacar a su país de un bloqueo político que le mantiene con un Gobierno en funciones desde diciembre de 2018. EFE

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