Benjamín Netanyahu y Benny Gantz pasaron el fin de semana negociando para llegar a un acuerdo que acabe con un año de bloqueo político en Israel.

Ambos conversaron mano a mano con Gabi Ashkenazi, tercero en Azul y Blanco, y anunciaron en un comunicado conjunto “progresos importantes” para formar “un gobierno de emergencia nacional” que aborde la crisis del COVID-19.

La situación política de Israel dio un giro inesperado el pasado jueves cuando Gantz, encargado de formar Ejecutivo, se erigió como presidente del Parlamento con el apoyo de Netanyahu y su bloque parlamentario, evidenciando un pacto entre los dos rivales.

Se estima que el acuerdo incluirá un Ejecutivo con alternancia en la jefatura de Gobierno, que encabezará Netanyahu el primer año y medio, para luego entregar el cargo a Gantz a fines de 2021. En el primer tramo el actual presidente de la Kneset será ministro, mientras que en el segundo período el primer ministro en funciones pasará a ser viceprimer ministro.

Los detalles aún no se han definido y las negociaciones continúan.

Un asunto a resolver es la repartición de ministerios entre los socios. Uno de los más polémicos en estos momentos, es el de Justicia, por la influencia que podría tener su titular sobre el juicio de Netanyahu. El reparto obligaría a crear un gabinete ampliado de hasta 30 carteras, la mitad de las cuales podrían ir a los diputados de Gantz.

La alianza centrista que encabeza, Azul y Blanco, queda rota por este pacto, y no está claro cuántos de sus 33 diputados le seguirán para gobernar junto a Bibi. Dos de las tres facciones que componen la coalición, Telem y Yesh Atid, ya han anunciado que seguirán en la oposición. EFE y Aurora

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