
El área de Voluntariado, el cual forma parte de Programas Sociales de AMIA, cuenta con alrededor de 100 colaboradores, de entre 18 y 95 años, que participan de forma activa de las diversas actividades de la institución.
En alianza con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y otras organizaciones sociales, los voluntarios que se acercan a la entidad tienen la posibilidad de elegir entre hacer tareas permanentes o eventuales. En el primer caso, se incluyen las tareas para colaborar con el Ropero Comunitario, Cuidadoras, Centro Marc Turkow, Grupo Reunir, Servicio de Empleo, Tejedoras Solidarias y Lebaker; mientras que de manera ocasional están aquellos que brindan su tiempo y su apoyo para actividades especiales, como por ejemplo el Día del Niño.

Eliana Epelbaum, Coordinadora del Área de Voluntariado, explica que “el Voluntariado tiene varios objetivos, tales como desarrollar la integración comunitaria, promover el trabajo en red con otros voluntarios, capacitarse en temáticas específicos y así poder sumar calidad en las acciones que se realicen. Lo más importante – destaca Epelbaum – es que este proceso de incluirse como voluntario genere un compromiso de cambio social para lograr una sociedad más justa“.
En AMIA se organizan cursos de capacitación, los cuales son una forma de fortalecer los vínculos entre los voluntarios y las organizaciones, generar una red de contención, ayuda y colaboración mutua. La mayoría de los encuentros están a cargo de voluntarios profesionales, que desde su especialidad, hacen un aporte de su conocimiento a sus pares.

Algunos testimonios de los voluntarios de AMIA:
David Finkiel (71)
“Mi experiencia en AMIA como voluntario se inició este año, a raíz de una invitación de Eliana. En principio me acerqué por los cursos que mensualmente se brindan y aprovechando mis conocimientos profesionales, estoy colaborando en el departamento de Comunicación, tratando de mejorar la calidad de los datos de teléfonos y mails que tenemos en el archivo de socios. Es una tarea que me gusta y me siento contenido por el grupo humano que me acompaña. Me parece una linda manera de devolver a la comunidad algo de lo que alguna vez yo recibí. Invito al resto de la comunidad a que incursione en esta tarea de voluntariado que hace bien hacerla”.
Estela Fucks (62)
“Soy voluntaria en la parte de biblioteca y soy de la primera camada de egresados de BabyNonos. En este momento la biblioteca no está funcionando, estamos en una primera etapa donde seleccionamos y catalogamos los libros. Tuve una brillante experiencia como voluntaria en AMIA y espero el año que viene poder seguir. Es como que uno ingresa y ya se llena de satisfacción. Es un feedback, uno viene para brindar ayuda y se lleva toda la energía, y cuando las cosas salen bien, la alegría es inmensa”.
Sol Mayo (18)
“El año pasado terminé el colegio y sentí que iba a tener mucho tiempo libre. Me contacté con AMIA y en febrero comencé a colaborar en el Ropero comunitario una vez por semana. El trabajo consiste en atender a aquellos que se acercan a pedir ropa y también me ocupo de ordenar el perchero. Para mí, venir no es sólo atender el ropero, a mi me parece que la gente que se acerca necesita a alguien que lo escuche. Es muy gratificante saber que les puedo brindar un oído a las personas. Poder encontrar una prenda para cada uno está buenísimo”.